Visiten el blog de Levis

lunes, 4 de enero de 2010

12

Juan salió corriendo de su habitación, bajó la escalera, deslizándose por la baranda de hierro. Abajo la puerta de calle estaba abierta. Al atardecer de esa primavera en el barrio comenzó a correr una brisa cada vez más fría, la gente volvía del trabajo y las compras. Muchos miraban de reojo al niño al pasar por la vereda. Nadie lo saludó. Juan se sentó en la puerta de su casa. Enfrente se prendieron las luces de la vieja casa. Juan miró sorprendido ya que nunca nadie había vivido allí. La vecina de Juan salió a la vereda junto a una amiga, saludaron a Juan con desgano. Venían hablando del vecino de enfrente. Quien en ese momento se preparaba un tequila en la mesada de la cocina. Un poco de limón y lo tomaba de un sorbo, luego la volvía a llenar.
Vecina: Dicen que se fue hace 50 años.
Juan: ¿Donde estaba?
Vecina: Dijo que venía de la selva.
La amiga de la vecina, una mujer mayor, que al principio no lo había reconocido se dió cuenta de quien era y le hizo un gesto a Juan como que estaba loco. Las dos se rieron mientras se saludaban y despedían. Cuando se fue la amiga la vecina se acercó a Juan.
Vecina: Todo empezó el día en que en un juego de niños mató a sus padres. Abrió las llaves de gas y a medianoche se fue a caminar luego de asegurarse de cerrar las ventanas en un gesto que por lo ventosa que era la noche parecía de ternura y amor. Se fue de su casa sin pensarlo y hasta ayer nunca había regresado, dice que vivió en la selva, en el dorado.
La vecina sonrió a Juan y entró a su casa.
Juan: ¿Donde habrá ido esa noche?

No hay comentarios:

Publicar un comentario